GraceNotes
   

   Consumado es – Juan 19:30



De las últimas siete palabras de Jesucristo en la cruz, “¡Consumado es!” es sin duda la más profunda. Entender lo que Jesús quiso decir con estas palabras puede motivar a los creyentes, dar testimonio a los incrédulos y aclarar teología equivocada acerca del evangelio de la salvación.

La Palabra que Uso Jesús

En John 19:30 (Juan 19:30), el Apóstol registró que Jesús sólo usó una palabra, tetelestai, del verbo teleō, que quiere decir completar una actividad, llevar al final, terminar. En otra literatura antigua, esta palabra se escribía a menudo en los recibos de alquiler o impuestos que se habían pagado. El verbo está en tiempo perfecto, lo que indica una acción que sucedió en el pasado con resultados que continúan hasta el presente. En otras palabras, los resultados de lo que Jesús terminó en la cruz todavía están vigentes hoy. Esta palabra en tiempo perfecto sólo se usa dos veces en el Nuevo Testamento, aquí y en el versículo anterior: v. 28 “sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado (tetelestai), dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed”. El sujeto del verbo en el versículo 30 está implícito y se traduce como “Es”. El versículo 28 indica que “Es” puede referirse a “todo” lo que Jesús había terminado. La frase parece una proclamación victoriosa (Matt. 27:48-50; Mark 15:36-38) como si dijera: “¡Misión cumplida!”. Este anuncio está dirigido no sólo a quienes lo observaron en la cruz, sino a todos los que han sido afectados por su obra: el Padre, Satanás, creyentes e incrédulos.

Lo Que Terminó Jesús

Con esta declaración, Jesús no sólo declaró que Su vida en la tierra había terminado, sino también Sus logros espirituales. El alcance completo de la Biblia muestra a lo que se refería Jesús. Considere estas seis importantes transacciones espirituales.

1. Selló el destino de Satanás. En Genesis 3:15, Dios le dijo a Satanás que alguien vendría y lo destruiría: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Esta era una promesa del Mesías que vendría y que aseguraría la victoria espiritual sobre Satanás y su destrucción final. Hablando de la obra victoriosa que Jesucristo llevó a cabo, Heb 2:14 dice: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”, y 1 Jn 3:8b añade: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”.

2. Cumplió las profecías del Antiguo Testamento acerca de un sacrificio final por el pecado. Isaiah 53:5-6 (Isaías 53:5-6) habla de un Siervo sufriente que llevaría el castigo por los pecados de toda la humanidad. Daniel predijo un Libertador que “terminaría con la transgresión”, “pondría fin a los pecados” y “reconciliaría la iniquidad” (Daniel 9:24). Jesucristo era el Cordero sacrificial anticipado en los sacrificios del Antiguo Testamento: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía hacia él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29). El autor de Hebreos afirma este logro: “pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una sola vez por el sacrificio de Sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Heb. 9:26a), y “en esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre(Heb. 10:10).

3. Cumplió los requisitos de la Ley Mosaica Jesús dijo que vino a cumplir la Ley (Mat 5:17) como se predijo en la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos (Luke 24:44 (Lucas 24:44)). El apóstol Pablo escribe que por Su muerte en la cruz, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gal. 3:13a). Nadie más que Jesucristo podía cumplir la Ley a la perfección; todos los demás fallan, lo que trae la maldición de la Ley de la condenación.

4. Él satisfizo la ira de Dios hacia los pecadores. Jesús dijo que vino a “dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:28b; también 1 Pe 1:18-19). Dios envió a Jesús para ser la propiciación (apaciguamiento para Dios) por nuestros pecados (Rom. 3:25; 1 Jn 2:2). Él fue el sacrificio expiatorio que pagó la pena del pecado por todas las personas, satisfaciendo la justicia de Dios.

5. Él cumplió el propósito para el cual Dios lo envió. HSu obra en la tierra fue hacer la voluntad de Dios. Jn 4:34 dice: “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. También, en Jn 17:4 Jesús dice: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera”. Ambos pasajes usan el verbo teleō. La obra que Él terminó fue la redención y reconciliación de todo el mundo. Col 1:21-22 says, “Y a ustedes también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora los ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él”.

6. Él inició el Nuevo Pacto. En anticipación de su muerte, hablando acerca de la copa, Jesús dijo en la Última Cena: “Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mat. 27:28). El autor de Hebreos explicó la necesidad de la muerte de Jesús: “Por eso es mediador de un nuevo pacto, interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, a fin de que los llamados reciban la promesa de la herencia eterna” (Heb. 9:15). El Nuevo Pacto, que finalmente se cumplirá en el futuro con la nación de Israel, promete bendiciones espirituales a todos los que conozcan a Jesucristo como Salvador (Jer. 31, 33; Eze. 36-37; Heb. 9)

Lo Que Esto Significa para la Salvación

Ya que Jesús terminó la obra de redención para todas las personas, no queda nada que nadie deba hacer. Somos salvos por la obra y la obediencia de Jesús, no por la nuestra. Si aceptamos, por fe, el perdón de los pecados que Él ofrece, no tenemos ninguna deuda que pagar. Por el contrario, ahora Dios puede darnos el regalo gratuito de la vida eterna. No necesitamos tratar de ganarnos ese regalo con nuestras obras, ni tampoco tenemos que demostrar que somos dignos de él como si estuviéramos en libertad condicional. La pena por nuestros pecados fue pagada completamente, como dice Col 2:13-14 “Y a vosotros, estando muertos en vuestros pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”. Nosotros, que somos redimidos por la obra terminada de Cristo, también tenemos la victoria final sobre Satanás y el pecado. Podemos recibir y ofrecer con confianza a las personas el regalo gratuito de Dios de la vida eterna y el perdón de los pecados a través del evangelio.

Conclusión

Nunca antes, ni desde entonces se ha dicho una palabra más significativa. Dios, a través de Cristo, hizo la obra que nosotros nunca podríamos hacer. Satanás y la maldición del pecado están derrotados, y la justicia de Dios está satisfecha. Con la declaración “¡Consumado es!”, Jesús proclamó la verdad que separa al cristianismo bíblico de todas las demás religiones: No hay nada que debamos hacer para ser aceptados por Dios; ¡ya ha sido hecho por nosotros! Esa es la gracia.


*Apuntes de Gracia están diseñadas para descargar y copiar para que puedan ser utilizadas en el Ministerio. No se requiere ningún permiso si se distribuyen sin editar en ningún cargo. Si usted no tiene un visor de PDF puede hacer clic aquí para descargar una versión gratuita.
GraceNote

Apuntes de Gracia
RSS Feed

Apuntes de Gracia es un estudio bíblico conciso trimestral sobre los temas importantes relacionados con la salvación por la gracia y la vida por la gracia. Están diseñadas para descargar (* PDF disponible) y copiarlas para que puedan ser usadas en el Ministerio. No se requiere ningún permiso si se distribuyen sin editar en ningún cargo. Puede recibir nuevos Apuntes de Gracia suscribiéndose a nuestro boletín gratuito trimestral GraceLife.

Apuntes de Gracia