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   El Cristiano y la Ley



Aunque ley se usa en varias maneras en la Biblia, el Nuevo Testamento muy a menudo usa ese término para la Ley que dio a través de Moisés. Es importante entender cómo se deben relacionar los Cristianos con las demandas de la Ley Mosaica. Vamos a ver a la naturaleza y el propósito de la Ley y cómo afecta a los Cristianos.

La naturaleza de la Ley Mosaica

La Ley fue dada específicamente a Israel. Dios dio la Ley a través de Moisés como un pacto entre unas personas específicas (Israel), por un tiempo específico (hasta Jesucristo), con un propósito específico. Ese propósito fue construir y gobernar la nación en sus responsabilidades civiles, religiosas, y morales hasta que viniera el Mesías, Jesús, a redimir a la humanidad y a establecer Su reino (Ga. 3:19-25). Su intención también fue exponer lo pecaminoso del hombre y lo inútil de establecer su propia justicia delante de Dios (Ro. 3:20).

La Ley fue una unidad indivisible. Aunque la Ley contiene regulaciones civíles, morales, y religiosas, siempre se ha considerado como una unidad indivisible (Ga. 5:3; Stgo. 2:10). Fue dada como una unidad, sellada como un pacto, e Israel fue hecho responsable de ella como una unidad.

La Ley fue temporal. Los principios morales de Dios han existido desde antes de la Ley y van a continuar después del periodo de la Ley. La Ley codifica esos principios para Israel por un tiempo específico hasta que el Mesías, Jesús, la cumpliera (Mt. 5:17-18).

La relación de Jesús con la Ley Mosaica

Jesús guardó la Ley. En contraste con el hombre pecador e Israel la nación desobediente, Jesús fue capaz de cumplir todas las demandas de la Ley. Él vivió bajo el Pacto Mosaico cumpliendo sus reglas y rituales (Mt. 5:17; Ga. 4:4-5).

Jesús cumplió la Ley. Porque Jesús guardó perfectamente la Ley, Él fue capaz de cumplir sus demandas en representación de las personas. Él no vino a destruirla, sino a terminar con ella y a hacerla a un lado ya que Él era el cumplimiento del propósito de la Ley (Mt. 5:17-18). Los principios morales de Dios estuvieron en vigor para Israel durante Su vida, dichos principios continuaron después de Su vida, aunque no fueron codificados en forma Mosaica. Pero Jesús es el fin de la Ley, porque Él completa la intención del objetivo, especialmente para aquellos que creen en Él (Ro. 10:4; Ef. 2:14-15; Co. 2:13-14).

Jesús hizo obsoleta a la Ley. Jesús inauguró un Nuevo Pacto haciendo obsoleto al Viejo Pacto de la Ley (Mt. 26:28; He. 8:13). Ya no hay más sacerdotes ni hay necesidad de sacrificios porque Jesús se convirtió en nuestro último Sumo Sacerdote y nuestro sacrificio eterno (He. 7:20-28; 10:11-14).

La relación del Cristiano con la Ley Mosaica

El Cristiano no está bajo la Ley, sino bajo la gracia. Esto está claramente ratificado por muchos versos (Ro. 6:14; 7:4-6; 10:4; Ga. 2:19). No es suficiente decir que el Cristiano no está bajo los aspectos civiles y ceremoniales de la Ley, porque la Ley es una unidad. Sin embargo, los principios morales de la Ley son atemporales y ultimadamente repetidos en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, de acuerdo con la Ley era malo matar, y también ahora bajo la gracia. Aunque ya no estaba bajo la Ley, Pablo voluntariamente se sometió a la Ley ocasionalmente para ganar a lo que estaban bajo la Ley, los judíos (Hchs. 16:1-3; 1 Cor. 9:19-23).

El Cristino debe respetar la Ley como santa y buena. Ya que la Ley fue dada por Dios y refleja Su carácter justo y santo, la Ley misma era santa. También era buena, porque le dio una guía moral a Israel y contuvo a los malvados (Ro. 7:12; 1 Tim. 1:8). Aunque no estamos bajo la Ley como código, los Cristianos de hoy pueden aprender de los principios atemporales enseñados por la Ley.

El Cristiano puedo aplicar los principios de la Ley. Por ejemplo, la Ley demandaba que los israelitas dieran cierto porcentaje de su cosecha y su ganado al Señor (Lv. 27:30-32; Dt. 14:22-24; 26:12-13). Pero dar un porcentaje al Señor evidentemente se practicaba desde antes de la Ley (Ge. 4:3-4; 14:18-20). El principio de dar se repite en el Nuevo Testamento con la diferencia de que dar ya no es por el mandato de la Ley, sino que bajo la gracia es algo voluntario que es motivado por gratitud por las bendiciones de Dios (2 Cor. 9:7-15). El principio continúa, pero la aplicación varía.

El Cristiano bajo la Ley de Cristo. Jesús le dio a los Cristianos Su “nuevo mandamiento” que nos amemos unos a los otros (Jn. 13:34). Cuando los Cristianos se aman uno al otro, ellos cumplen la intención de los requerimientos de la Ley Mosaica (Ro. 13:10; Ga. 5:13-14). En Gálatas 6:2, el Apóstol Pablo deja en claro que “la Ley de Cristo” es el principio del amor entrañable de unos por otros (cf. 1 Cor. 9:21; también la "ley real” de Stgo. 2:8). La Ley de Cristo empieza con el amor, pero también incluye todo lo que engloba el amor. Los que son guiados por el Espíritu bajo la Ley de Cristo no están bajo la Ley de Moisés (Ro. 8:2-4; Ga. 5:18). En la Época de la Iglesia, la gracia no evade la Ley sino que la reemplaza y la excede.

El Cristiano tiene una mayor motivación bajo la gracia. Simplemente dicho, bajo la Ley, las personas eran bendecidas porque ellas obedecían; bajo la gracia, las personas obedecen porque están bendecidas. Esta es una motivación intrínseca que excede por mucho la moralidad que buscaba la Ley porque denota el amor de Dios que dio a Su Hijo para salvarnos cuando nosotros no lo merecíamos. Por lo tanto, “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Jn. 4:19). El amor motiva nuestra obediencia a Sus mandamientos del Nuevo Testamento (Jn. 14:21).

Esta tabla muestra las diferencias entre la Ley de Moisés y la gracia de Cristo Jesús:

LEYGRACIAESCRITURA
Las reglas de Dios para la nación de IsraelLa regla de Dios para la IglesiaRom. 2:14; 6:14; 7:6; 9:4
Vino a través de MoisésVino a través de Cristo JesúsJohn 1:17; 2 Cor. 3:7-14
Escrita en piedraEscrita en el corazónRom. 2:28; 2 Cor. 3:3
Expone al pecadoExpía al pecadoRom. 3:20-26; 5:13; 6:23; 7:7; Eph 1:7
MaldiceBendiceGal. 3:10, 14, 22; 4:1-7
Trae muerte y condenaciónTrae vida y justiciaRom. 3:19; 5:18; 7:10; 2 Cor. 3:6
No puede justificar delante de DiosJustifica delante de DiosRom. 3:20-24; 10:3-4; Gal. 2:16-21
Demanda santidadDa santidadRom. 7:12; 8:3-4; Titus 2:11-12
Lo que el hombre puede hacer por DiosLo que Dios hace por el hombreRom. 5:17-21; 10:5; Heb. 10:1-14
No puede lograr una madurez espiritualTrae madurez espiritualRom. 7:22-8:4; Gal. 3:2-3; Heb. 10:14
Lleva a la feVive por feGal. 2:19-20; 3:12, 24; Phil. 3:9
Da lo que se mereceDa lo que no se mereceRom. 2:5-16; 11:6; Eph. 2:8-9
Esclaviza al pecadoLibera del pecadoRom. 8:2-3, 15; 2 Cor. 3:17; Gal. 4:1-7
Juzga de acuerdo a las obras de unoJuzga de acuerdo a la obra de CristoRom. 2:5-16; Col. 2:13-14; Heb. 10:10
Has lo bueno para ser bendecidoHas lo bueno porque has sido bendecidoRom. 10:5; 12:1-3; Gal. 3:12-14

Conclusión

Los mandamientos de Dios, de esta forma, comunican Sus principios morales. Sin embargo, a través de varios periodos de tiempo, Dios ha codificado Su moralidad en diferentes formas. Para Israel, los principios morales de Dios fueron codificados a través del Pacto Mosaico. Para los Cristianos, estos son expresados en la Ley de Cristo. Siempre se espera que sigamos los principios y mandamientos morales de Dios, pero sólo bajo al código especificado para Su pueblo en el tiempo específico. En la Época de la Iglesia, los Cristianos están bajo el nuevo mandamiento de amor de Cristo motivados a obedecer por el amor y la gracia de Dios, la cual excede por mucho el énfasis externo de las demandas de la Ley de Moisés para Israel. En lugar de que seamos motivados por las reglas y las consecuencias de la Ley, el Cristiano es motivado por la gracia y su resultado que es la relación con Dios.


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